El juego de gallos como diversión es de un origen remotísimo. Las evidencias más concretas apuntan hacia un antepasado asiático rastreado en las selvas de la India, Birmania y las Islas Malayas. Asimismo, se tienen noticias que desde el año 2000 a.c., en la India, eran considerados animales venerables. Según los Vedas, los más antiguos textos religiosos de la India, la crianza de gallos correspondía a intereses rituales a través de las peleas más que a deseos comestibles. Así es como este deporte comienza a difundirse hacia los diferentes países con los que la India mantenía un comercio abierto. De esta manera, las peleas de gallos serían bienvenidas en Persia y China, entre otros países. De Persia llegaron a Europa donde también se les consideró aves sagradas. Para los griegos, eran aves benéficas y de buen augurio para los partos, además de ser protectoras de las almas. En Grecia, 520 a.c., a las peleas de gallos se les consideraba como muy importantes en la vida del ciudadano. Es conocida la referencia que hizo el general griego Temístocles a la valentía de los gallos al pelear, en la arenga que dirigió a los atenienses en vísperas de la batalla de Salamina, diciéndoles que mientras estas aves luchaban hasta la muerte, sólo por el placer de vencer, ellos debían luchar por su patria y su libertad. A partir de entonces, en Atenas, una ley dictaba que todos los años se llevara a cabo una contienda de gallos financiada por el tesoro público. De Grecia llegarían a Roma, 200 años a.c., donde se perdería el carácter sacro de estos animales, ya que los romanos los criaban para el consumo humano y para que sean peleadores. A partir de Roma comienza, entonces, la más grande difusión de estas aves. Así, en el resto de países europeos también sería practicado este juego en épocas posteriores. En Inglaterra, por ejemplo, apareció primero como una diversión propia de la nobleza para luego popularizarse, siendo practicado continuamente durante los siglos XVII y XVIII. Aún hoy se conserva intacta una vieja taberna del siglo XVII, ubicada en Sant Albans, Inglaterra, que funcionara como reñidero de gallos. PELEAS DE GALLOS EN ESPAÑA Y SU LLEGADA A AMÉRICA Hasta hace algunos años existía una polémica acerca del origen de los gallos de pelea en tierras americanas. Por un lado, estaban los que sostenían que estas peleas vinieron a América desde la China, siendo su puente de unión las Islas Filipinas. Sin embargo hoy, valiéndose de los testimonios escritos por los cronistas españoles, es sabido que los primeros gallos llegaron a tierras americanas de la mano de los primeros conquistadores peninsulares. En España existía, desde la Edad Media, gran afición gallística en todo su territorio, a pesar de que cada región conocía y practicaba modalidades distintas. En el sur, una raza de gallos llamada “jerezanos” adquirió fama rápidamente y, con esto, ganó el derecho a empezar a ser exportada a América desde los primeros años del siglo XVI hasta nuestros días, manteniendo así una de las pocas actividades redituables en el ambiente gallístico: la exportación de gallos de pelea. DESDE EL NACIMIENTO HASTA LA PELEA: VIDA Y OBRA DE UN GALLO Si bien es sabido que a estas aves se las crías para que luego sean buenas peleadoras, se debe tener en cuenta que los gallos son de las pocas especies que naturalmente cargan con el placer de pelear entre ellas con una fiereza indomable. Es así como para la selección y formación de un gallo de pelea intervienen una serie de factores; sin embargo, el interés por criarlos nace en la propia actitud bélica de estas aves. Antiguamente, los criadores debían capturarlos y trasladarlos desde su hábitat natural en los bosques, en forma de pollitos, los cuales eran más fáciles de criar y domesticar que en el caso de capturar ejemplares adultos. Hoy en día, la crianza se ha formalizado y es posible importar gallos de cualquier país para ser cruzados y, de esta manera, mejorar la raza. CRIANZA Según los propios criadores, la crianza de un buen gallo de pelea empieza desde antes de su nacimiento, ya que es importante que el gallero sepa seleccionar a su padre y a su madre de acuerdo a las características que quiere encontrar en el gallo por venir. Una vez nacido el pollo se lo debe proteger de las inclemencias del tiempo, acondicionando el lugar donde está, procurando que éste sea lo más cómodo y seguro posible. Este primer año de vida representa, para los criadores, un tiempo en el que los cuidados deben ser extremos. Según los criadores, el final de esta etapa produce enorme satisfacción, ya que es aquí cuando se los ve crecer llenos de vida, transformándose en gallos adultos plagados de belleza multicolor derramada en su plumaje. CUIDADO De acuerdo a los criadores esta es una etapa en la que se trabaja de manera metódica los músculos del gallo, fortaleciendo desde las alas hasta la punta del pico. Para esto, los galleros se valen de espacios grandes donde los gallos puedan volar y dejarse caer repetidas veces. Todo esto con el objetivo de fortalecer al gallo para una eventual pelea que pudiera tener más adelante. SELECCIÓN: NO TODOS LOS GALLOS SON BUENOS PELEADORES Esta etapa es una de las más importantes dentro del proceso de crianza. No solamente se decidirá qué gallos son los mejores combatientes, sino también se comprobará si la elección del padre y de la madre fueron las acertadas. Para elegirlos, se organizan peleas de entrenamiento dentro del mismo galpón. No obstante la vehemencia de estos combates preparatorios, los gallos no sufren daños irreversibles ya que los criadores se encargan de protegerlos con pequeñas pelotas de esponja llamadas espolones que son colocadas en las patas de los gallos, evitando así un golpe que pueda dejar al gallo rival fuera del circuito competitivo. PREPARACIÓN Una vez que el gallo ha sido seleccionado, se descresta y desbarba: esta acción tiene el fin primero de liberar al gallo de obstáculos visuales, que en combate pudieran valerle incluso hasta la vida, además por ser puntos de circulación regresiva también un golpe en este lugar puede provocar una hemorragia irreversible. Después de unos días (una vez curadas completamente las heridas), se comienza con el acondicionamiento físico, complementándolo con el cambio de alimentación. Esta última debe ser balanceada y apropiada para un atleta, puesto que es de suma importancia que el gallo asimile al máximo el entrenamiento, que de otra manera sería contraproducente. PELEA Este es un punto en el que los galleros se dividen de acuerdo a las armas que usarán los gallos al momento de combatir. Hay tres tipos de armas que suelen usar los gallos de peleas: navajas, espuelas y el pico. La navaja es un arma que dibuja una media luna, midiendo una pulgada desde su base hasta la punta. Su característica principal es que en la parte interna de la curva tiene un filo comparado al de una hoja de afeitar, con la diferencia de que esta navaja es más robusta y sobre todo el acero más resistente y letal. Por otro lado, la espuela es un arma que tiene forma de aguja de gran volumen. No suele medir más de cinco centímetros. Se produce con materiales que van desde el carey hasta la fibra de vidrio. En el Perú, es más común el uso de la espuela hecha con espinas de pez sierra. Finalmente, los gallos de pico se valen, para pelear, de sus espuelas naturales. Este gallo puede acabar con su rival desde el inicio mismo del combate, acertando un tiro certero en la nuca o herir partes vitales, ya que la forma en la que asestan los golpes les permite utilizar al mismo tiempo las dos armas que le fueron habilitadas naturalmente. Sobre todo, sus ataques se dirigen a la zona que comprende entre el cuello y la cabeza. Al margen de si este juego es cruel o no con los animales que en él compiten, no se puede negar que las peleas de gallos, al igual que el fútbol y otras distracciones populares, forman parte de la fiesta. Es un espacio en el que los seres humanos podemos olvidarnos, por un momento, del envilecimiento rutinario, ofreciéndonos a cambio la posibilidad de sumergirnos en una realidad paralela a la cruda cotidianidad.